Guerra de Rusia y Ucrania: la historia del comerciante ucraniano de Lanús que se unió a los civiles armados contra Vladimir Putin

Alex Matviy es ucraniano y vivió más de 20 años en Argentina. Días atrás, se alistó a los cuerpos de civiles armados en la ciudad de Lutsk, en el marco de la guerra entre Rusia y Ucrania.

Alex Matviy vivió 22 años en Argentina. En 2021, pandemia mediante, este empresario y comerciante ucraniano cerró su fábrica de calzados en Lanús y decidió volver a su tierra natal en la ciudad de Lutsk. Hoy, como parte de la población de su país, se alistó en los cuerpos de civiles para usar las armas y dedica 12 horas a realizar guardias y prácticas de defensa, en el marco de la guerra entre Rusia y Alemania.

“Nos estamos preparando. Dios quiera que no pase, pero si entran por acá, ojalá que podamos responder”, explica en comunicación con A24.com en relación a los solados rusos. “Se están formando batallones de civiles. Los voluntarios se están armando en las principales autopistas. Cortan las rutas y, aunque hay circulación de autos, hay cordones intervenidos. Te piden documentos y te revisan porque no sabemos por dónde pueden venir”, agrega.

Lutsk, donde nació, es una de las ciudades más antiguas de Ucrania y tiene más de 200 mil habitantes. Ubicada en la provincia de Volinia, que limita con Bielorrusia y Polonia, la gente llega allí de otras regiones para escapar de los bombardeos.

Según detalla Matviy, los soldados rusos se encuentran a menos de 200 kilómetros de su ubicación y los pobladores se organizan ante el inminente arribo. “Se hacen llamadas, charlas y se monitorea. También se hacen guardias en los puntos más importantes, como hospitales y clínicas”, recalca.

Guerra entre Rusia y Ucrania: un final inimaginable

Matviy volvió a Ucrania desde Argentina el 25 de julio de 2021, después de casi 24 horas de viaje con escala en París. “Cuando llegué, jamás pensé que podía pasar algo así. Al pueblo ucraniano le gusta trabajar. Ucrania no estaba económicamente tan bien, pero tampoco tan mal. Políticamente estaba tranquilo», explica.

«No pudimos prever que esto podía suceder. Uno siempre tiene fe que algo así no va a pasar”, agrega, y cuenta que tiene dos hijas que hoy se encuentran con su madre en otra región. Una de ellas nació en Argentina y es “bien porteña”.

“Cuando vivíamos en Buenos Aires, hablábamos español y ruso. A Sofi le faltaba ucraniano y estaba con una profesora para mejorar su idioma”, detalla. En relación a los días previos al estallido bélico, asegura: “Yo estaba visitando a mis amigos y familiares; estaba trabajando en Odessa con una empresa importante y avanzando. Todo eso hasta el jueves 24 de febrero”.

Ese día, se despertó a las 5 de la madrugada y sintió la tierra temblar por una explosión. Tras eso, decidió regresar a Lutsk. “Es la ciudad donde nací, conozco cada árbol y cada callecita. Volví porque tengo mis amigos de la infancia”, afirma, y recalca la «solidaridad» entre los pobladores. «De las más trágicas situaciones, lo positivo es la unión entre los ciudadanos», sostiene.

Mientras, Matviy mantiene la guardia y espera. “No soy militar ni estuve en el ejército. Estamos haciendo prácticas de defensa para poder defendernos en cualquier momento», dice. «Jamás me imaginé estar en esta situación. Ojalá que toda esta teoría que estoy aprendiendo no me sirva nunca en la vida. La guerra es sinónimo de muerte”, concluye.

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