Murió Juan Carlos Copes por coronavirus

El reconocido bailarín de tango tenía 89 años. 

Juan Carlos Copes, el destacado bailarín de tango, murió este sábado a los 89 años, producto del coronavirus. 

El bailarín y coreógrafo Juan Carlos Copes falleció hoy en el Sanatorio La Torre de Florida, a los 89 años tras contraer coronavirus, reveló su hija Johana por las redes sociales. Copes sufría Epoc y se había contagiado de Covid-19 en diciembre. «Fue todo muy rápido, falleció mi papá», escribió la bailarina, pareja de baile de su padre, en Facebook y destacó que el recuerdo de su padre «seguirá brillando en las estrellas».

Nacido en Mataderos, el 31 de mayo de 1931, Copes fue el gran impulsor del tango danza en el mundo gracias a espectáculos como Tango argentino, estrenado en 1983 en París (compartían con Copes y María Nieves el escenario Cecilia Narova,Nélida y Nelson, Héctor y Elsa María Mayoral, Norma y Luis Pereyra, además de Pablo Verón y Guillermina, los Dinzel, Johana y otros, que en total sumaban 18 bailarines).

Tras el éxito, el espectáculo recorrió las grandes capitales del mundo, de Tokio a Londres, y finalmente llegó a Broadway en 1985, donde provocó un fenómeno de proporciones y renovando el interés por el tango en los Estados Unidos.

Años después, Copes ganaría el premio central de la Asociación de Coreógrafos de ese país por su trabajo en Tango, la película de Carlos Saura.

La triste noticia fue confirmada por su hija Johana Copes, en su cuenta de Facebook: «Fue todo muy rápido , falleció mi papá… Su brillo quedará intacto en las estrellas y en la historia del Tango Danza por siempre…»

Su relación en el escenario y fuera de él con María Nieves inspiró una película, y el propio Copes recordaba en un libro el momento de su consagración, una que terminaría convirtiéndolos en los bailarines de tango más famosos del mundo.

«El 15 de noviembre de 1951 se inscribieron en un campeonato de baile en el Luna Park, todo un acontecimiento. Fueron como treinta rondas ante jurado, orquestas, cantores y cantantes de lujo. Finalmente, en el tango quedaron tres parejas, entre ellas Copes y Nieves.

Fue en ese momento cuando Copes se percató de que las otras dos parejas estaban disfrazadas. Los hombres, de compadritos: sombrero, lengue, saco con vivos blancos, pantalón cambrona y una cinta en el brazo con la imagen de Perón y Evita. El estilo que bailaban eran bien cachafaz, con sentadas, cortes, taconeos, quebradas y pasos cortos.

Copes y Nieves eran la imagen de la modestia… En la espalda, Copes tenía pegado su número de concursante: el once. Cuando fue el turno, Copes y Nieves desplegaron el estilo amasado en tantas noches de Atlanta, tantas tardes en el Conventillo de Saavedra. Primero fue un silencio profundo y, luego, cuando terminaron de bailar, fue una ovación. Diez mil personas corearon el número once.

Los organizadores no tuvieron más remedio que darles el primer premio. «De hecho, jamás lo recibimos. Supongo que lo habrán entregado antes de la final. No importa; a mi juicio, esa noche fue la consagración.», recordaba el bailarín en la biografía Quién me quita lo bailado, de Mariano del Mazo y Adrián Damore.

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