El tío de uno de los rugbiers liberados: “Juan no le tocó un pelo a nadie, él no vio nada»

Mariano Gatti fue quien, junto al padre del joven implicado en la muerte de Fernando, lo trajo a Zárate desde la cárcel de Dolores. La familia aclaró que Juan Pedro “no está bien” y pidió “resguardarlo”

Mariano Gatti fue quien trajo a su sobrino, Juan Pedro Guarino, de vuelta a Zárate, después de casi un mes involucrado en el hecho que tiene insomne al país. Viajaron junto a Nicolás, el papá del joven, desde el penal de Dolores, donde estuvo dos semanas preso. Y llegaron finalmente hasta la casa familiar en el barrio privado Altos del Casco, en las afueras de esta ciudad. Llegaron cuando el sol ya se había escondido detrás del horizonte rural.

Juan Pedro es uno de los dos rugbiers liberados este lunes por la Justicia, que no encontró pruebas para culparlo por el ataque y asesinato de Fernando Báez Sosa, ocurrido el 18 de enero en Villa Gesell. Volvió a su casa. Su padre aclaró a la prensa que el chico “no está bien” y pidió “resguardarlo”: “Por el respeto que le debemos a la familia y a los amigos de Fernando Báez por ahora no hablaremos”.

Sin embargo, luego de dejar a su sobrino en la casa, Mariano Gatti aseguró que Guarino no participó del crimen, que “no le tocó un pelo” a Báez Sosa y admitió que tanto el joven como toda la familia están “destrozados” por lo ocurrido.

″A esta pobre gente (por la familia de la víctima) le pasó lo peor, pero Juan Pedro sostuvo desde el primer día que no estuvo en la escena del crimen. Yo sé lo que hablé con él y él no participó. Él no le tocó un pelo a nadie. Él no vio nada», comentó Gatti este lunes cerca de las 21, seis horas después de partir desde Dolores.

Luego, el tío de Guarino amplió lo que su sobrino le contó del momento en que sus amigos mataron a golpes a Báez Sosa: “Por lo que nos dice era un mundo de gente y él estaba a un costado, apartado. Sinceramente, mucho más no tengo para decir. Estamos todos muy tristes, pasamos una situación muy fea. Obviamente la familia de Fernando, diez veces peor que nosotros, es lo peor que le puede pasar a un padre”.

Sobre el viaje de vuelta a Zárate, Gatti contó que Juan Pedro Guarino “primero preguntó por todo el mundo” y explicó que su familia la pasa mal desde el episodio de Villa Gesell: “Nos insultan, nos dicen un montón de cosas. Es complicado. El apellido Guarino no está sucio, si él no hizo nada. Pero la gente nos grita cosas, a mi mujer con el cochecito del bebé le dicen de todo cuando no saben si es culpable o inocente. La prensa hizo lo mismo”. En ese sentido, Gatti pidió buscar en el expediente judicial “dónde está mi sobrino pegándole a alguien” para remarcar que su sobrino está libre de culpa y cargo respecto del crimen de Fernando.

Mariano Gatti negó haberle consultado a Juan Pedro sobre lo que opina él de la actitud de algunos de sus amigos. “No hablamos de eso. Nos encontramos, nos dimos un abrazo y un beso. Lloramos un montón, hace días que estamos llorando”, dijo, y reconoció que el joven “está muy mal de ánimo, esto es muy triste” aunque aclaró que sobre su estadía en prisión dijo “que los trataron muy bien, que no hubo inconvenientes”.

“Es momento para estar abrazados, juntos, tratando de pasar esto lo mejor posible. Para nosotros fue una pesadilla, no podemos creer estar viviendo esto”, cerró Gatti en la puerta del barrio cerrado Altos del Casco. Allí vive la familia Guarino.

El padre de Juan Pedro, Nicolás, y su abuelo son prestigiosos médicos pediatras de Zárate. Los vecinos del barrio privado aseguraron  que son personas muy amables con sus vecinos. Uno de los vigiladores del ingreso al country contó que son personas “siempre atentas”. Incluso relató que Nicolás Guarino suele hacer colectas para enviar ropa y alimentos a zonas del país donde lo necesitan. “Y Juan Pedro siempre saluda, siempre atento, es un pibe muy bueno, muy bueno”.

Juan Pedro Guarino volvió a Zárate cerca de las 20.40 de este lunes, en una Chevrolet Tracker blanca. El joven iba en el asiento de atrás junto a su padre. Según contaron personas del barrio a este medio, el joven tenía cara de preocupado y de cansancio.

Guarino recuperó la libertad por pedido de la fiscal Verónica Zamboni y autorización del juez de Garantías David Mancinelli. A pesar de haber estado estar en la escena del crimen, para los investigadores el joven mantuvo una actitud distante. Sin embargo, él y Alejo Milanesi, el otro del grupo que fue liberado este lunes, no fueron sobreseídos como Pablo Ventura, acusado falsamente por los rugbiers implicados, por lo que seguirán sujetos a la investigación.

“A la luz del resultado negativo de la diligencia de reconocimiento de personas en relación a los encausados Guarino y Milanesi, ésta Titular de la Vindicta Pública, entiende que debe cesar la medida de coerción personal que pesa sobre ellos, en relación a la conducta endilgada en autos; dado que toda duda en el proceso debe ser valorada a favor de los imputados”, escribió Zamboni en su pedido de prisión preventiva.

“Si bien se ha acreditado que los co-encausados estuvieron con los demás esa noche, hasta la actualidad se han llevado a cabo innumerables medidas de investigación que no han permitido vincularlos a la muerte de Fernando”, concluyó.

En las ruedas de reconocimiento, además, si bien un solo testigo lo ubicó en las inmediaciones del lugar, ninguno lo señaló como agresor de Fernando o sus amigos. Y al momento de ser detenido, Guarino no tenía lesiones correspondientes a una golpiza, solo una pequeña quemadura de cigarrillo en la mano.

“Es todo muy triste. Me dijo que no estaba en el lugar de los hechos”, había asegurado la madre de Guarino cuando salió de visitar a su hijo una de las primeras veces cuando se encontraba detenido en la Comisaría 1ra. de Pinamar. “Mi hijo está bien. Lo único que sé es que le pido muchas disculpas, mucho pésame a la familia [de Báez Sosa]”, agregó la mujer aquel día.

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