Su vida fue tan intensa como triste. Su final tan solitario, que aún a 58 años sigue causando dolor para quienes la vieron en su máximo esplendor y para quienes siguen su icónica figura.
l 4 de agosto de 1962 murió como una de las mujeres más sensuales del siglo XX y a 58 años de su desaparición física, lo sigue siendo. Sí, hablamos de Marilyn Monroe.
Aquel sábado, su cuerpo fue hallado sin vida en su casa de Brentwood -California. Marilyn estaba en su cuarto. Inconsciente. Allí la encontró Eunice Murray, su ama de llaves, pasadas las 23.
Si bien la autopsia fue guardada por años bajo un estricto secreto profesional, Allan Abbott y Ron Hast, los dueños de la funeraria que se encargaron del traslado del cuerpo de Norma Jean Baker, publicaron el libro «Pardon My Hearse» en 2015. Durante todo ese tiempo, el silencio había podido más. Allí narran escabrosos detalles sobre la muerte de la diva máxima. «Murió físicamente destrozada, de una sobredosis de Nembutal». Estirada. «Boca abajo en su cama». Marilyn, la bella Marilyn «fue hallada sin depilar, sin dientes y llevaba sin teñir su icónica melena platinada. El cuello estaba morado e hinchado», según relatan los operarios que han enterrado a varias estrellas de Hollywood.
Explican que casi no pudieron reconocer su cuerpo que yacía maltrecho, desnudo y envejecido. Tampoco había rastro de ese cuerpo curvado y majestuoso que había hecho suspirar a medio Hollywood y medio mundo. La autopsia descubrió que, en realidad, Norma Jean usaba prótesis mamarias para acrecentar sus senos que, de por sí, eran más bien discretos. Los funerarios que la amortajaron también revelan que estaba sin lavar y que no estaba tan bella ni glamorosa. Marilyn había pasado sus últimos meses sumida en una profunda depresión -que según aseguran quienes las conocieron producida por los hermanos Kennedy.
Marilyn, la bella Marilyn, había nacido el 1 de junio de 1936, pero según explican los autores del ¿infame? libro aparentaba ser mucho mayor. «Era como una mujer de más edad y envejecida». Además, «usaba dos pequeños pechos falsos y dentadura postiza». El día que la encontraron -ya con rigor mortis de primer estadío (entre seis y ocho horas después de la muerte)- sus esbeltas piernas llevaban semanas sin depilarse y la estrella que más brilló en la época dorada de Hollywood no tenía siquiera, ropa interior. El forense debió hacer una reconstrucción del cadáver durante horas para que esa mujer luciese como al sex symbol que todos adoraban. Aseguran que incluso debió trabajar parte de su cuello para que pareciera «normal» el día de su funeral.
Pero nada, ni los más escabrosos detalles sobre su muerte, podrán opacar la vida de una estrella que con su talento y hermosura, se consagró como el ícono más importante de la cultura pop, trascendiendo generaciones y despertando admiración, incluso hoy en las mujeres modernas.
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