“Monona les sacó la careta a todos”: Las 8 mentiras que desterró y a quiénes complicó

La cocinera de Diego Maradona no sólo reveló cómo fueron los últimos minutos del “Diez”, sino que además desterró más de una mentira en torno a las relaciones con el entorno.

El domingo por la noche, después de que Rodrigo Lussich transmitiera el mano a mano con Monona, hubo festejos en una parte del denominado “clan Maradona”. “Les sacó la careta a todos”, celebraron desde el entorno del “Diez” ya sobre la madrugada en diálogo con BigBang quienes siguieron el programa en vivo.

“Se dijeron muchas mentiras antes y después de la muerte de Diego, se intentó embarrar todo. Hasta se acusó a los hijos de abandónicos. Monona habló y aclaró muchas cosas”, reconocieron en diálogo con este medio personas muy cercanas a los herederos del “Diez”, que interpretaron la entrevista como “un aire de verdad”, en medio de “un torbellino de muchas falacias”.

Sin dudas, Lussich consiguió uno de los testimonios más esperados desde el fallecimiento de Maradona. Y es que Romina Milagros Rodríguez, más conocida como Monona, fue la cocinera que trabajaba en la casa de Tigre en la que Diego murió y conoce como pocas lo que realmente sucedía. Comenzó como «franquera» de los fines de semana y terminó siendo la mujer que se instaló durante toda la cuarentena.

“Puso en su lugar las cosas”, insistieron desde el entorno de los hijos reconocidos de Maradona. Pero, ¿qué dijo? ¿Qué mentiras desmintió? ¿A quién complicó más su relato de los últimos días y horas de Diego con vida?

1. Leopoldo Luque y Agustina Cosachov, más complicados

Horas después de que se hiciera pública la muerte de Maradona, su médico personal, Leopoldo Luque, aclaró que llevaba días sin verlo y que Diego “era un paciente muy complicado”. De acuerdo a su versión de los hechos, el último encuentro fue el jueves previo al deceso del ex jugador y mantuvieron una dura pelea, que casi llega “a las piñas” porque el médico le insistía para que caminara.

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Luque quiso con esto no sólo contar cómo era Maradona como paciente, sino instalar la idea de que se había “abandonado” y que él, como amigo y médico, había hecho todo lo posible para que se recuperara.

«Es cierto (que hubo una pelea), pero eso lo hacían jodiendo. Tenían más una relación de chiste, digamos. Luque era su médico, él siempre le hacía caso. Le molestaba que hubiera enfermeras y médicos, pero le hacía caso».

En lo que respecta a Agustina Cosachov, psiquiatra de Maradona y una de las pocas testigos de los intentos de reanimación de Diego, Monona también fue crítica. En el momento de la reanimación, Monona recordó: «Ahí ya no importó más nada. ¿Qué cocina, ni cocona? Ahí era mi Diego y nos metíamos todos. Todos tratamos de revivirlo. Es más, estaba la enfermera con el de seguridad haciéndole RCP. Es mentira que la psiquiatra le hacía RCP, es mentira; no sabía ni cómo se hacía. La enfermera y el de seguridad lo hicieron. El de seguridad era el ‘Chama'».

«Después cuando no podían más, iba a Agustina que le hacía así (gestos como de poca fuerza). En un momento me dijeron que le hiciera respiración boca a boca, pero a mí me daba impresión. No podía. Me decían: ‘Dale, Monona; hacelo’. Era una locura. Me quedó ese conteo en la cabeza por días. Fue horrible esa sensación. El médico vecino vino, en el momento en el que estábamos haciendo eso. Nos dijo que sigamos haciendo eso, hasta que llegaron las ambulancias. No lo trasladaron a la ambulancia, fue todo ahí (en el dormitorio)».

2. Diego estaba en uso de sus facultades y daba las órdenes

«Las órdenes las daba siempre Diego», destacó, al tiempo que reveló quiénes eran las personas que acompañaron a Maradona en sus últimos días (el denominado entorno): «Los que estábamos siempre eran los de seguridad, el sobrino y yo. Después su secretario y a veces venía el masajista. Ese es el ‘entorno’, los que estábamos todos los días. Había que llevarlo, con su malhumor».

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Monona también señaló que hizo dieta y que dejó de “salir a caminar” por el asedio de los vecinos, no porque se hubiera “abandonado”. «Él se quería hacer chistoso desde el día que estaba a dieta. Viene uno de los jugadores (sus compañeros del Mundial 86) con medialunas, cuando lo sirvo, Diego me dice: ‘No, Monona; yo estoy a dieta y nadie come nada'».

El asedio fue algo que lo acompañó hasta sus últimos días, incluso por parte de los vecinos del barrio privado en el que vivía. «Lo volvían loco. Al principio, salía a caminar todos los días. Después ya no quiso salir más. Él salía porque le dolían las piernas, pero no podía porque al toque le sacaban fotos o lo paraban para hablar. Volvía y no quería salir más».

3. El deseo de reunir a sus hijos en su último cumpleaños: “No quiso ver a nadie”

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«Él tenía sus días de bajón, de tristeza. Se encerraba. No sé por qué era. Se venía como abajo. Él vivía a su manera, a su forma. Él amaba a todo el mundo, pero quería vivir a su manera; a su forma». Consultada por el último festejo de cumpleaños de Maradona, que según Morla marcó su último deseo de «tener a todos sus hijos en la misma mesa», la cocinera fue contundente: «No quiso ver a nadie».

4. El vínculo con sus hijos y las versiones de abandono: “Estuvieron todos presentes”

«Las hijas sí estuvieron, siempre», destacó de inmediato Monona. «Gianinna la llamabas y estaba, siempre. Con Jana era otro vínculo. Era distinto, no era lo mismo que con Gianinna y con las otras. Era distinto. Era paternal, pero no era tan pegado como con los otros chicos. Jana se quedaba a dormir, yo también me quedaba a dormir en la casa de todos (señaló con ironía). Eran todos iguales, pero distintos; te dabas cuenta de que era distinto el trato».

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Consultada por el vínculo con la hija mayor del «Diez», la cocinera destacó: «Dalma hablaba mucho por teléfono, por el tema de la nena y el Covid-19. Pero siempre estuvo presente y hablaba. Todos los hijos estuvieron presentes, siempre».

«Dieguito iba siempre. A Dieguito lo adoraba, lo amaba. Entraba el nene y le cambiaba el humor. Le encantaba verlo. Lo disfrutó en el último tiempo. A lo último se llevaban re bien. Un lazo hermoso logró con su hijito. Decía que era muy especial, que era hermoso; que era el hijo más especial. Jugaban a la pelota. Le decía: ‘Vamos papá’ y se lo llevaba al patio».

5. La depresión y el abandono de los amigos “que después lo lloraron en el entierro”

Monona fue muy dura también con todos los «amigos» de Maradona que salieron a hablar del «Diez» tras su muerte. «Muchos hablan, pero nunca nadie estuvo. Ni lo vieron, no lo vieron depresivo. Eso me da bronca. Se hacen los grandes amigos, llorando en el velatorio; todo una gran mentira».

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Los cambios de humor de Diego eran ciertos. «De golpe agarraba y me decía: ‘Quiero que se vayan todos’. Yo le decía que no podía sacarlos. Se levantaba y les decía: ‘Quiero que se vayan’. Él quería estar solo a veces y yo lo entendía, porque siempre había mucha gente y no podía estar ‘como en casa’. Quería estar cómodo. Quería estar tirado mirando tele y le caía gente». «Se le pegaba la gente, él quería estar tranquilo con los de siempre. A las siete respiraba y decía: ‘Ya está, somos nosotros'».

«¿Hubo un momento del año en el que se bajoneó?», indagó el periodista. «Sí», reconoció de inmediato Monona. «Él tenía sus días de bajón, de tristeza. Se encerraba. No sé por qué era. Se venía como abajo. Él vivía a su manera, a su forma. Él amaba a todo el mundo, pero quería vivir a su manera; a su forma». Consultada por el último festejo de cumpleaños de Maradona, que según Morla marcó su último deseo de «tener a todos sus hijos en la misma mesa», la cocinera fue contundente: «No quiso ver a nadie».

6. Rocío Oliva, la separación y los rumores de que “manejaba todo”, pese a estar distanciados

Consultada sobre la relación entre Rocío Oliva y Diego, Monona fue terminante: «Ellos terminaron bien y después ella no siguió mandando dentro de la casa. Terminaron y ella no fue más. Mientras yo estuve en la pandemia no estaba».

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Lussich le preguntó sobre los rumores que aseguraban que, pese a la separación, Oliva era quien “digitaba” el día a día de lo que sucedía en la cara. “No, nada que ver. Estaba cuando estaban juntos, pero cuando se separaron no vino más”.

7. Los robos que sufría y la famosa “cajita” debajo de su cama

«Diego sabía todo, se hacía el boludo; pero sabía. Él me decía: ‘¿Podés creer esto?’. Él me decía: ‘Yo me hago el boludo y los dejo correr hasta donde yo quiero. Y después les corto las piernas’. Él sabía si le faltaban las cosas. Se daba cuenta si le faltaba un reloj. Él tenía sus cosas abajo de la cama».

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