«¿No tenés nada en la cabeza?»: el día que Luca Prodan salvó a Juana Molina de un abusador sexual

Se cumplen 33 años de la muerte del músico.

Hace 67 años nacía una de las figuras más luminosas y vanguandistas de la música argentina: Luca Prodan. De padre italiano y madre escocesa, fue compañero de colegio del príncipe Charles de Inglaterra, pero eligió un destino muy diferente: se sumergió en la escena punk y eventualmente se mudó a Argentina por consejo de su amigo, el escocés Timmy McKern, quien se había establecido en las sierras de Córdoba. 

En nuestro país encontró a Germán Daffunchio y Alejandro Sokol, sus primeros socios musicales en Sumo, la banda que revolucionaría la escena contracultural porteña. 

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Fue en ese tránsito underground, marcado por lugares como Café Einstein y Zero Bar, donde lo conoció Juana Molina. La actriz y cantante regresó a Argentina en los ’80 luego de vivir en París junto a su madre Chunchuna Villafañe. 

Prodan no sólo se convirtió en su amigo sino literalmente en su salvador, tal como reveló la artista en una anécdota que le relató a Rolling Stone. 

«Una vez los dos nos subimos al auto de un tipo, que no me acuerdo quién era, pero tenía un ‘fitito’ tuneado con ruedas gigantes. Era bastante ridículo. Yo iba en el asiento del acompañante y Luca en el de atrás. De golpe el tipo me empezó a hacer preguntas y por dentro pensaba ‘Ay, este pesado me está tirando onda, la puta madre'», comenzó a contar Juana.

De acuerdo a su relato, el conductor del auto pasó de las palabras a los hechos y la manoseó. «En un momento el tipo me pone la mano en el muslo. Yo era muy joven y sola no hubiera sabido qué hacer con ese tipo ahí. Me quedé dura. Medio que era como un hecho que cualquier tipo te podía poner una mano encima», señaló.

Fue allí cuando Prodan entró en acción. «Cuando lo ve, Luca salta y le grita ‘¿Pero no te das cuenta que no quiere que la toques? ¿No tenés nada en la cabeza? ¡La chica no quiere saber nada con vos!’. El tipo no sabía dónde meterse. Se quedó asombrado. Y yo lo miraba a Luca sonriendo y pensaba ‘¡Mi ángel de la guarda!'». 

«Tratala bien, loco»

«El macho bonaerense -quería decir el macho argentino, pero no es lo mismo, es distinto en provincias-, el macho de acá, trata mal a la mujer y después la mujer lo deja. Y después llora, toma y canta un tango», supo declarar Prodan en relación a uno de los más sólidos estereotipos argentinos. «A mí me parece de última». 

«Siempre es un macho llorón cantando y llorando. ¿Y por qué? Porque trató mal a su mujer. Tratala bien, tratala bien, loco y por ahí te va bien. No lloras más. ¿Cómo le voy a creer a este tipo que primero trata re mal a su mina y después cuando ella lo deja se pone a llorar y le hace tangos y tangos», agregó. 

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