¿QUÉ HAGO CON EL PLAZO FIJO QUE VENCE HOY, DOCTOR?

Cada caso personal es distinto, pero a quien me formula la consulta le pregunto si, en el caso de renovar su inversión, él dormiría tranquilo; si me responde que no, le sugiero que la retire

Juan Carlos de Pablo

En mi condición de astro de los medios de comunicación soy el consejero económico gratuito de quienes comparten conmigo determinada vereda, ómnibus o subte. Los taxistas no me preguntan, sino que “me dan cátedra”, y los escucho con atención porque todos los días se aprende algo.

Recibo dos tipos de preguntas. Macroeconómicas, como ¿a dónde iremos a parar?, y microeconómicas, como ¿es el momento de comprar un departamento? o ¿qué va pasar con el dólar luego de las próximas elecciones?

Dentro de estas últimas, en estos días el principal interrogante tiene que ver con la renovación de los plazos fijos. ¿Lo renuevo o lo retiro?; y si lo retiro, ¿qué compro?

Al final de estas líneas diré cómo respondo. Porque antes cabe preguntar: ¿por qué tanta inquietud? Específicamente, ¿a qué le teme quien hasta hace poco tiempo hubiera renovado el plazo fijo sin mayores inconvenientes?

Como siempre, la lista de posibles respuestas es variada. Javier Milei diría que la política económica en curso es una invitación a continuar huyendo de la moneda local, no solamente del dinero en efectivo –que usamos para las transacciones cotidianas–, sino también de colocaciones en pesos, que difícilmente mantengan el poder adquisitivo, tanto en bienes como en dólares. En tanto que las actuales autoridades dirían que las expresiones del candidato libertario, referidas al valor presente y futuro de los pesos, sumada a la probabilidad de que a partir del 10 de diciembre de 2023 comience su gestión presidencial, ciertamente alimentan las peores dudas.

Estamos delante de lo que los econometristas denominan un problema de identificación, de manera que ambas explicaciones generan los mismos efectos y no es posible adjudicar importancias relativas a una y otra. Lo importante es que hoy la duda no se centra en si el banco tendrá fondos en el futuro para pagar los plazos fijos que se renueven.

Aquí va mi respuesta, basada en el hecho de que frente a los riesgos y las incertidumbres los seres humanos somos diferentes y, por consiguiente, no puedo responder con razonamientos generales a la pregunta que me hace un ser humano concreto.

A quien me formula la consulta le respondo con otra pregunta: si usted hoy renovara el plazo fijo ¿dormiría esta noche? Si me dice que no, entonces le digo que lo retire. No porque yo sepa lo que va a ocurrir, sino porque ¡lo importante es dormir!

Juan Carlos de Pablo

LA NACION

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